*Antonio Zoilo Márquez García advierte que el organismo tiene un límite en la capacidad de resistencia sin implicar problemas de salud
*Investigador de la UAM indica que se debe estar preparado para enfrentarlas o bien a las lluvias extremas
Ana María Lozada
La vulnerabilidad que puso al descubierto la primera onda de calor tiene que ver con no saber qué hacer frente a este tipo de fenómenos, que han representado aumentos de hasta siete grados Celsius en algunas regiones del país, señaló el doctor Antonio Zoilo Márquez García, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Si bien a nivel mundial hubo un aumento de 1.5 grados, con lo que el promedio de la Tierra llegó a 15 grados de temperatura, a nivel local “se alcanzaron 34 grados el pasado martes 16 de abril, cuando el promedio era de entre 26 y 27º, por lo que en esa fecha estuvimos siete grados por arriba del promedio de la Ciudad de México”, mientras que en otros estados hubo temperaturas de entre 45 y 50 grados cuando promediaban hasta 38º.
Estas temperaturas extremas son preocupantes ya que “nuestro organismo tiene un límite en la capacidad de resistencia sin implicar complicaciones de salud”, sostuvo el doctor en geología marina, quien mencionó que desde hace cuatro décadas ya se veía que el océano se estaba calentando.
En ese sentido, el término vulnerabilidad está relacionado con qué tanto se puede resistir, estar preparados o estar haciendo algo ante la exposición a las amenazas que conlleva una onda de calor como son sequías, lluvias extremas y vientos fuertes.
Frente a ello se deben emplear medidas de adaptación como sombrillas, bloqueador solar y consumir mucha agua para evitar ser tan vulnerables tanto a nivel personal, familiar, de habitantes de una ciudad o de un país.
“Las estadísticas nos dicen que esta onda de calor es la primera del año y aún no estamos en verano. Este aumento de 1.5 grados a nivel mundial está ocasionando un desequilibrio en el clima, que ocasiona que se adelanten las ondas de calor o se atrasen las lluvias”, explicó.
El docente de la Unidad Iztapalapa dijo que uno de los problemas principales para afrontar estos fenómenos extremos es la comunicación, pues la falta de información óptima de parte de instancias de Protección Civil repercute en el desconocimiento de cómo actuar.
Incluso se han hecho encuestas y sólo entre el 5 y el 10 por ciento de la sociedad sabe cómo proceder; por lo tanto, “es necesario informar sobre qué hacer frente al cambio climático y a lo que estamos expuestos, como el domingo con la primera lluvia del año donde incluso se inundó la zona del Aeropuerto de la Ciudad de México debido a la basura en las coladeras”.
En entrevista, el docente del Área de Ecosistemas Acuáticos del Departamento de Hidrobiología comentó que en la Universidad ya fueron instalados bebederos de agua y señales de que hay una comisión que está viendo los efectos, aunque también deberán realizarse simulacros de onda de calor y de inundaciones para estar preparados.
“Vamos empezando en casa, podemos crear comunicados a nuestros alumnos para que los compartan con sus familias y en un momento dado que exista comunicación con nuestras alcaldías, porque tienen la responsabilidad que les da la Ley de Cambio Climático para enfrentar o resolver estos asuntos; esas son las autoridades con las que debemos trabajar para poder minimizar estos efectos”.
Sobre todo, porque ya se están viendo problemas de falta de agua, de alimentación, de cultivos que se deterioran por las sequías, lo cual repercute en el aumento del costo de la alimentación.
En opinión del doctor Márquez García hay varios frentes, como la alimentación, la salud, la falta de vital líquido, el ecosistema que se está perdiendo; es decir, “son muchas acciones que debemos realizar para solventar esta situación del clima”, apuntó.
De alguna manera la UAM ha tenido esa preocupación con el Foro sobre Cambio Climático del año pasado, donde se empezó a hablar sobre vulnerabilidad y, en ese sentido, la Institución puede ser ejemplo de cómo prevenir a nivel de nuestras Unidades el cambio climático, no sólo con el buen uso del recurso hídrico, sino sembrando vegetación y educando a “nuestros muchachos para que empiecen a tener conciencia de que hay que cuidar los recursos y que se deben proteger cuando hay una onda de calor”, puntualizó.