Se afianza el nepotismo en Oaxaca: caso los arroyo

Crónicas de la ínsula/ Cuauhtémoc Blas
No vamos hacia más democracia sino a mayor autoritarismo y entropía, por lo menos en el sur-sureste de México. En los recientes cambios de diputados y ayuntamientos de Oaxaca podemos verlo. Una clase política engolosinada se ha enquistado en los cargos. Son de nuevo diputadas o presidentes municipales.
Si ya repitieron mucho en los cargos colocan a sus esposas o hijos. Aún resuena la estulticia del político priista-muratista Samuel Gurrión cuando dijo: “Si no puedo ser candidato yo, que lo sea mi hija”, y así fue. Hoy esta familia de reconocida cuestionable fortuna y empresas es morenista-muratista. Claro, debidamente ubicados en el partido satélite, el Verde.
Familias completas participan en la cosa pública, añejos fundadores caciquiles ahora se envuelven con su prole en la bandera de la Cuarta Transformación, proclamándose los creadores de la nueva formación política, el partido Morena, cuando hace poco eran priistas, perredistas o panistas.
Además, llevan a sus familiares, constituyendo un régimen neopatrimonialista, es decir, donde consideran a los puestos públicos y al erario patrimonio de su familia. También es ilustrativo el caso del expriista, último secretario de SEDESOL de Peña Nieto, el ahora magnate morenista Eviel Pérez Magaña, quien hizo a su hija diputada, por la misma vía del Verde.
LOS ARROYO, ARROLLAN EN SU AMBICIÓN
La diputada y empresaria beneficiada de Morena con toda su familia, Liz Arroyo repitió en el legislativo local, por la cómoda vía plurinominal, donde propone cualquier ocurrencia. Luego de su atropellado intento por la presidencia municipal de la ciudad de Oaxaca, fue sancionada por la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de su Partido Morena, por violentar y ofender a sus compañeros de partido.
Una propuesta de la señora Arroyo, aberrante y anticonstitucional, que con eufemismos pretendía inhibir la libertad de expresión y la crítica hacia las mujeres políticas, fue el “sicariato digital”. Quería prohibir el uso de las plataformas digitales “para difundir contenido que degrade, difame o intimide a mujeres en la política, con el propósito de afectar su imagen pública y desalentar su participación”.
Un auténtico extravío que nos hizo contener la respiración; por fortuna se impuso la cordura y la propuesta fue desechada. Liz Arroyo renunció a la diputación local para llevar su talento a otros espacios, pero dejó en su lugar como diputada a su sobrina Jimena Yamil Arroyo. No escuchan a la presidenta Claudia Sheinbaum decir que nepotismo es corrupción.
Esta familia Arroyo tiene más cartas bajo la manga. El esposo de la señora Liz, Miguel de Jesús Pérez Vásquez, fue presidente municipal de Tlaxiaco, donde quiso reelegirse sin éxito, pero aceptó ser regidor en este nuevo trienio. El hermano, Jorge Leoncio Arroyo, se apuntó por tercera ocasión sin éxito para la presidencia municipal de Salina Cruz, donde nadie lo conocía, hasta que se vio involucrado en aquella masacre del año 2020 en San Mateo del Mar.
Los mencionados en este texto se hacen llamar empresarios, y no lo son en el sentido auténtico, pues según la Real Academia, empresa es la “acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. ¿Qué dificultad y esfuerzo supone estar en los gobiernos y asignarse la obra pública? ¿Empresarios de los moches? Cómo bromeamos antes: así, hasta mi abuelita es empresaria. En esta dinámica, la descarnada puja por ganar presidencias y cargos tiene su explicable rentabilidad.
Destaca la familia Arroyo por la virulencia con qué combaten por los cargos y la gravedad de los daños. En este junio se cumplen cinco años de la masacre de los huaves de San Mateo del Mar, donde Jorge Arroyo asesoraba y financiaba a un candidato. En esa turbulencia murieron 15 personas por las balas de sus adversarios. Estos accionaron las armas, pero aquellos los llevaron a ese punto. La ambición en su cenit.
En un primer momento, nos logran sorprender con sus consignas, hasta un libro publicaron, pero el tiempo esclarece las imposturas, y si bien los crímenes deben ser aclarados, no deja de haber responsabilidad en todos los ambiciosos de poder que ante nada se detienen.

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