Oaxaca.- El marco no podía ser mejor. El cielo azul, limpio, parecía agradecer la ofrenda que estaba próxima a recibir. Hombres, mujeres, niños y niñas danzaban, versaban y compartían así parte de su cultura a propios y visitantes. Era el segundo convite de Guelaguetza que este fin de semana llenó de color, olores y sabores…