* “Después de un intento fallido de llegar a la cumbre del Everest, en 1989, en la que me faltó el oxígeno a sólo 100 metros de atacar la cima, abandoné porque el cuerpo no me respondió; claro que sentí frustración, pero 10 años después, regresé y desde el avión iba pensando, ‘¿acaso me llama…