*Las tejedoras hablaron sobre los episodios de guerra, colonización y esclavitud que vivieron sus antepasados. Mencionó el acta de exterminio de los indígenas americanos, firmada por el presidente Lincoln y la explotación del trabajo y la pobreza
Ernestina Gaitán Cruz
Oaxaca de Juárez, Oax.- Tejedoras de la Nación Navajo, la comunidad originaria más numerosa de Estados Unidos, estuvieron en Oaxaca para aprender el uso de tintes naturales en los tejidos de Teotitlán del Valle y en los de San Pedro Cajonos.
Durante unos días, las hermanas Lynda Teller Pete y Bárbara Teller Ornelas, convivieron con las familias de Porfirio Gutiérrez quien en su taller de Teotitlán del Valle usa técnicas ancestrales para la obtención de pigmentos de plantas e insectos, y con Moisés Martínez Velasco, de San Pedro Cajonos, quien aplica tintes naturales en seda criolla hilada a mano.
En entrevista realizada en el Centro Cultural San Pablo de esta ciudad, Lynda Teller Pete, tejedora navajo de séptima generación, platicó que en sus tejidos de tapetes, cobijas y tapices, usan el color natural de la lana. No hay tintes naturales, por eso vinieron a Oaxaca y se llevaron muestras de añil y de cochinilla.
Le agradó la convivencia cercana con las familias y se llevó el conocimiento de las tradiciones del tejido que se realizan en Oaxaca. “No hay miedo de convivir, porque hacemos lo mismo los tejedores de Oaxaca y los de la Nación Navajo en el sentido de honrar a la familia, las plantas y los procesos de tejido”.
Aquí se honra la tradición, el lenguaje del tejido, el trato respetuoso con la naturaleza y el medio ambiente. Mi alma se va enriquecida con la experiencia, la comida y la bienvenida. Seremos embajadoras para transmitir el mensaje; somos iguales, podemos convivir y compartir el espacio”, dijo.
En su charla “tradiciones actuales del tejido navajo”, explicó que algunos de sus diseños son sagrados y para trabajarlos deben pasar por un rito de iniciación. Su madre y algunas tías, así lo hicieron. Pero Lynda y Bárbara, no, ya que fueron llevadas a internados gubernamentales de educación y no saben ni tienen permitido elaborar esos diseños.
Platicó que desde 1850 tienen registros familiares de mujeres dedicadas al tejido. Lynda y su hermanan Bárbara aprendieron desde los principios básicos hasta técnicas y diseños de su abuela, de su madre, de sus tías y de su hermana mayor. Y ahora los enseñan a sus descendientes, aunque éstos no siguen los estilos tradicionales.
Asimismo habló sobre los episodios de guerra, colonización y esclavitud que vivieron sus antepasados. Mencionó el acta de exterminio de los indígenas americanos, firmada por el presidente Lincoln y la explotación del trabajo y la pobreza de las tejedoras, historia que también transmite en sus clases.
Lynda Pete, tejedora navajo o diné, ha sido conocida por trabajar el patrón tradicional de Two Grey Hills que es de doble diamante con un alto número de tramas, en el que utilizan lana hilada a mano, cardada y de color natural.
En sus trabajos, dijo, no hay un elemento característico. Ella en particular, por ejemplo, ha buscado aprender el teñido y experimentan con tejidos abstractos y reinterpretación de piezas antiguas, con lo cual ha creado un nuevo lenguaje y a sus alumnos los anima a crear algo nuevo.
Para concluir, hizo énfasis en que lo hecho a mano desde el inicio, cuando se hace lentamente, no es una desventaja, sino una ventaja; es un valor agregado. Se pone cuidado en el proceso y perfeccionamiento y eso es bueno.
Por lo que vio en Oaxaca, “hay mucho orgullo en lo que se hace desde moler a mano la cochinilla o el añil. Esto ya es un factor que provoca orgullo en el pueblo de Teotitlán del Valle. En el caso de ellas, las tejedoras navajo, quienes trabajan con lanas procesadas por ellas mismas, también están orgullosas de su trabajo artesanal.