FOTOGALERÍA

Salvador Flores Durán
Oaxaca.- Integrantes de la familia Aguilar, reconocida por sus bellas creaciones de barro policromado, continuadores del trabajo de doña Josefina Aguilar, demandaron a los maestros de la Sección 22 del SNTE levantar sus bloqueos y frenar sus movilizaciones, porque están hundiendo a los artesanos de Oaxaca y en particular a los de Ocotlán de Morelos, a donde no llegan los turistas nacionales, mucho menos los extranjeros, porque “piensan que en Oaxaca estamos en guerra”, señaló Leticia García Aguilar.
Leticia, hija de Josefina Aguilar, la iniciadora de esta artesanía, explicó que son la cuarta generación dedicada a este trabajo, y pidió a los maestros de la Sección 22 del SNTE que solucionen el conflicto, “a los artesanos nos afecta más, porque nadie nos apoyan en nada. Si declaran en quiebra a Oaxaca nadie nos van a poyar, solo a los empresarios”.
“A los maestros les pedimos que haya una pronta solución. A ellos les van a pagar sus sueldos y aguinaldos, pero nosotros dependemos de esto. Las ventas han caído mucho, no llega la gente a Ocotlán porque todos piensan que Oaxaca está en guerra, el turismo no llega por miedo por todo esto”, recalcó.
José García Cruz, esposo de la señora Josefina Aguilar, la artesana reconocida mundialmente por la belleza de sus piezas, señaló: “le pedimos al gobierno del estado solucionar el conflicto. A nosotros nadie nos va a pagar, esto nos está matando, a todas las personas que viven del turismo, y peor a los artesanos”.
Entrevistados durante el Tianguis Artesanal que se realizó en el Exconvento de San Pablo por la Fundación Alfredo Harp Helú, explicaron que sacan la tierra de tres metros abajo, a la orilla de un río del pueblo.
Leticia, explicó que el barro lo elaboran de manera especial para que quede con textura suave y de color café, y las piezas se cocen en un horno tradicional especial que alcanza temperaturas muy elevadas para que quede de color rojo.
Dijo que en Ocotlán únicamente cuatro hermanas se dedican a este trabajo, “la iniciadora de esto fue mi abuela Isaura Alcántara. Ella empezó elaborando piezas más simples y mi mamá fue la pionera en hacerlas como ahora”.
Doña Josefina tiene 72 años y empezó a trabajar el barrio desde los ocho años, y fue quien inició la producción de figuras humanas, “mi mamá perdió la vista hace tres años pero aún así sigue trabajando las piezas que van firmadas por ella. Nosotros le ayudamos a hacer los ojos y a pintarlas. Por tanto tiempo que tiene trabajando sus manos siguen creando aunque tarda un poco más”.
Explicó que en una miniatura se tarda como una media hora o una hora, y si son piezas muy grandes, dependiendo de los detalles que tenga el diseño, tardan de una a tres semanas, e incluso hasta un mes, “porque hay que esperar a hacer la figura y verla que no se vaya cayendo por el clima. Todo es a mano y lo único que ocupamos es una espina de maguey, agua y un azotador que hacemos con el barro”.
Doña Josefina ha expuesto sus obras en muchos lugares del mundo, “tiene muchos reconocimientos”, sin embargo, donde venden es en su domicilio de Ocotlán de Morelos, hasta donde llegaban los turistas para comprar sus piezas, “pero ya no llegan desde el conflicto magisterial, porque tienen miedo de venir a Oaxaca”, recalcó.
“Apenas se venden dos piezas al día, las personas que nos dedicamos a esto estamos sufriendo porque no hay turismo”, explicó.
Actualmente cinco hijos de las cuatro hermanas se dedican a las artesanías de barro policromado y los nietos están empezando en este arte, pero “la producción está detenida, los anaqueles están llenos. Nos ha pegado muy fuerte y ya no vemos cómo salir de esto. Si nos invitan a otro lado pues vamos para sacar los gastos, porque no tenemos otros ingresos”, señala José García. “Si no vemos una solución pronto, no sabemos que vamos a hacer”.
Juana recordó que su mamá, Josefina Aguilar, empezó a trabar las figuras de barro viendo a una mujer que iba para el mercado de Ocotlán, “de ahí ya ideó la forma de poder hacer la figura y es cuando empezó a hacer a las mercaderes”.
Las figuras dice, “es todo lo cotidiano que existe en todas partes. Cuando empieza a hacer una pieza se le viene a la mente y con el barro podemos hacer todo que nos podemos imaginar, porque se presta a hacer absolutamente cualquier cosa”.