Salvador Flores Durán
Oaxaca.- La Guelaguetza, llamada la máxima fiesta de los oaxaqueños, no es una fiesta indígena, es un guion teatral, “de espectáculo” que ha sido exitoso y que ha dado identidad a los oaxaqueños, afirmó el antropólogo del CIESAS, Jesús José Lizama Quijano.
“Nunca los indígenas han organizado la fiesta, nunca ha sido una fiesta de los indígenas, nunca ha sido una fiesta de las regiones. Ha sido una fiesta de la ciudad de Oaxaca donde han participado las regiones y los pueblos indígenas y los grupos dancísticos de los grupos indígenas”, consideró.
El estudioso, que realizó su tesis doctoral sobre la Guelaguetza, dijo además: “lo que se presenta en el cerro del Fortín es un guion de espectáculo que va de lo tranquilo al culmen, porque está eminentemente dirigida como espectáculo”.
La Guelaguetza, dijo, surgió de un modelo de celebración eminentemente turístico, “pero si en el proceso de consolidación la gente se lo ha apropiado, la gente se ha volcado a ella, ha participado, entonces no pueden estar divorciados, lo que es propio debe ser exhibido”.
En entrevista, el investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Yucatán, explicó que los oaxaqueños se han apropiado de la fiesta, “¿qué dicen los oaxaqueños de la ciudad?, que su fiesta es tan importante que viene gente de otros lugares a verla, y por lo tanto, eso que es propio, es digno de ser exhibido y digno de ser mostrado a los demás”.
Sobre las críticas en el sentido de que la Guelaguetza traiciona las raíces indígenas, dijo que debemos tener en cuenta que “nunca fue su intención respetar las raíces indígenas, por lo tanto no le podemos pedir a la Guelaguetza algo que no es. No surge para reivindicar las raíces indígenas, por lo tanto no podemos exigirle que lo reivindique. Surge como un modelo festivo vinculado a la exhibición para consumo no local, para consumo exterior”.
Al dictar la conferencia “Reflexiones en torno a la autenticidad de la Guelaguetza. Memorias, imaginarios y realidades en Oaxaca”, en el Centro Cultural San Pablo, explicó que el primer antecedente de la fiesta se registró el 25 de abril de 1932 como un Homenaje Racial con motivo del IV Centenario de la elevación de Oaxaca a rango de Ciudad.
Lizama Quijano ante un nutrido público recordó que en 1931 la Ciudad de Oaxaca fue devastada por un sismo que prácticamente destruyó todos los edificios, “Oaxaca quedó destruido económicamente” y las notas de los diarios de entonces, como “El Mercurio”, destacaban que todo era “desolación y pobreza”.
Por ello, para contrarrestar el sentimiento de desolación entre los pobladores, un grupo de intelectuales oaxaqueños organiza la primera fiesta “a la manera de un guion teatral, en el que las regiones deben rendirle pleitesía a la Ciudad. Es una fiesta dirigida por la ciudad, no es dirigida a los pueblos indígenas”, explicó.
Además, se invitó a los Mixes, participantes a venir a bailar al cerro, y se destacó en las crónicas de los diarios que “los jamás conquistados hincaron su rodilla para honrar a la Ciudad”.
En noviembre de 1933, señala, se repite el Homenaje Racial, ahora con motivo del Congreso de Historia de América, y el espectáculo es presenciado por el presidente de la República, Abelardo Rodríguez, su gabinete, y embajadores de América Latina.
En 1934, el Grupo Oaxaca Tradicional presenta un espectáculo titulado Xunaxi xuba, para rendir tributo a la Diosa Centéotl, poniendo a sus pies los productos representativos de la agricultura del estado, mientras que en 1935 se elige como Diosa Centéotl, a María Teresa López Cámara, y en 1936 los Lunes del Cerro se realiza los días 20 y 27 de julio, y en ese año se inician las actividades deportivas.
El investigador reseña los diferentes cambios que sufre la fiesta hasta la Octava de 1951 cuando se inicia formalmente la Guelaguetza. Detalla que entonces, mientras el desarrollo del país se acelera con la industrialización en los estados del norte y del centro, Oaxaca se encuentra sin posibilidades y alejado del desarrollo industrial, por lo que las autoridades del gobierno del estado y del Ayuntamiento de la Ciudad, deciden organizar esta fiesta con la finalidad expresa de atraer visitantes y generar una derrama económica en la entidad.
En 1951 se integra el Comité Pro Fiestas Tradicionales de Oaxaca, que propone que embajadas (delegaciones) de diversas regiones del estado participen en la fiesta de la Octava del Lunes del Cerro. En el primer Lunes están presentes: Macuilxóchitl, la Danza de la Pluma de Teotitlán del Valle y Los Zancudos de Zaachila.
En la Octava llegan delegaciones del Valle (Ejutla de Crespo), Sierra (Yalalag), Istmo (Salina Cruz, Tehuantepec, Juchitán, Ixtaltepec, Espinal, Ixtepec y Matías Romero), y la Cañada (Teotitlán del Camino). Es entonces cuando se organiza un baile en el Hotel Monte Albán, en honor de las embajadoras y se suprime la participación de escolares en los Lunes del Cerro y en ese mismo año El Fortín es declarado Parque Nacional por decreto presidencial y los bailables de la Octava, por primera vez se realizan por la mañana.
El autor del libro “La Guelaguetza en Oaxaca: fiesta, relaciones interétnicas y procesos de construcción simbólica en el contexto urbano”, editado por el CIESAS, destacó que la Guelaguetza es un espectáculo creado artificialmente.
Acotó que “hay que matizar mucho, efectivamente cuando empiezo a analizar, veo que el modelo tal como lo conocemos actualmente surge en la Octava del Lunes del Cerro en 1951 y surge reestructurado por la Asociación Folclórica Oaxaqueña, que imprime una nueva característica a la celebración, y desde luego busca posicionar a la Ciudad de Oaxaca dentro de los corredores turísticos. El nuevo modelo de la Guelaguetza se hace en ese contexto”.
Lizama Quijano, quien radicó en Oaxaca y fue investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades de la UABJO, trabajó en el INAH y el Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Oaxaca, señaló que siempre le interesó el fenómeno festivo y “en Oaxaca al comprobar la excesiva celebración festiva que existe en la ciudad quedé muy impresionado y me motivo a realizar un estudio sobre fiestas”.
Dijo que durante todo el desarrollo de la fiesta de 1951 a 2016 ha sido una fiesta en la cual la gente se siente representada, “la gente siente que es su fiesta, desde luego que sí. Los oaxaqueños se apropiaron el modelo de celebración de la fiesta, lo toman como propio y lo asumen como aquellas tradiciones más acendradas que tienen”.
Abundó que la Guelaguetza viene a ser la principal fiesta que tienen los oaxaqueños y por lo tanto “vamos a encontrar estas discusiones de sí es una festividad eminentemente turística o que si es una festividad eminentemente oaxaqueña. Se dan las dos vertientes, el oaxaqueño, tanto siente que es su fiesta como las autoridades de la ciudad y del estado organizan una fiesta que tiene fines turísticos”.
Estas dos vertientes no deben estar peleadas, señaló, “porque a final de cuentas, lo que es propio y lo que es nuestro, es digno de ser exhibido a los demás. Andrés Henestrosa decía se han hecho muchas adecuaciones a la fiesta, pero lo que tiene es hermoso y vale la pena”.
La celebración, indicó, no surgió para defender las raíces indígenas, “desde luego que no, es más, los indígenas fueron llamados para que sean instrumentos a partir de los cuales se realice exitosamente el modelo de celebración. Por lo tanto, sí vamos a escuchar estas cuestiones a lo largo del tiempo”.
Agregó que las críticas se han registrado en los periódicos desde los años 60, 70 y se repite en los 80, y “la gente se anda quejando no tanto de las raíces indígenas, sino de los que llaman la “mixtificación” de la fiesta, donde se adecúan sus elementos que no son indígenas sí, pero no es una fiesta eminentemente indígena, es una fiesta eminentemente urbana donde participan los indígenas”.
“Quien organiza su fiesta pone los requisitos para la gente que quiere acudir y como ha sido una fiesta tan exitosa, todos quieren estar. Si usted habla con los miembros del Comité de Autenticidad, va a ver las solicitudes de los grupos que quieren estar en los Lunes del Cerro”, explicó.
Expuso que con la fiesta “no se busca una identidad del oaxaqueño, lo que se busca es una identidad de la ciudad. Es conocida por ser la fiesta de la ciudad, no del estado de Oaxaca, y por lo tanto puede ser muy artificioso tratar de reunir a todos, pero es el modelo que ha resultado exitoso”.
Dijo que el orden de los bailables responde a un guion y un interés por eso se presentaba primero a Tlacolula con su mayordomía y al final la Flor de Piña con la que “la gente se emociona, es un guion de espectáculo. Pueden ir los danzantes a la mitad o al final siempre y cuando se responda a un guion que vaya de lo menos a más”.
El investigador social destacó que no se debe perder de vista que la fiesta es consumida por mucha gente externa a Oaxaca que busca precisamente el espectáculo, “quien viene a una fiesta que no es espectáculo no va a regresar, quien venga a una fiesta que no tiene ningún interés no va a hablar bien de ella. Quien ve una fiesta que va de lo menos a lo más hasta ese culmen donde todo mundo se para y aplaude y se identifica con los bailables y la música, va a decirle a todo mundo “tienes que ir”.
El éxito, señaló, radica en que se presenta como una fiesta “que realizan los indígenas, la particularidad de Oaxaca es eso que el éxito ha recaído o ha recalado en la participación de los mismos indígenas, aunque a final de cuentas son los menos beneficiados por la fiesta”.
La Guelaguetza “no ha tenido un resultado en beneficio de los grupos indígenas porque no ha sido el interés de la fiesta, no se ha propuesto modificar las relaciones asimétricas que se viven en los pueblos indígenas. La fiesta tiene un interés muy marcado, no es la fiesta de la hermandad, de las regiones de los pueblos indígenas. Es la fiesta donde vienen grupos de pueblos originarios a realizar bailes en un contexto urbano”.
Dijo que la Guelaguetza ha sido exitosa y ha rebasado las fronteras estatales, además, de que “todas las fiestas son artificiales, fueron creadas en un omento particular del devenir histórico. No son productos naturales, son productos que crean unos cuantos individuos y que después otros individuos se sienten representados por ella”.
Recalcó que como en todos los casos de las fiestas populares o religiosas, la Guelaguetza es un modelo de celebración que logró aglutinar a la población reforzado una identidad, “¿qué dicen los oaxaqueños de la ciudad? Que su fiesta es tan importante que viene gente de otros lugares a verla y por lo tanto, eso que es propio es digno de ser exhibido y digno de ser mostrado a los demás”.
Eso responde a mi pregunta del por que la guelaguetza se ha presentado solo en la ciudad de Oaxaca y no en otros lados como Huajuapan, Valle Nacional, Juchitan, etc…..
Así es Juan; Laxa es un maravilloso estado, pero los contextos y fines son distintos.
Hay mucha ignorancia de gente que no conoce nuestras costumbres y opina, existió antes de la Guelaguetza como la conocemos hoy una costumbre Oaxaqueña llamada Lunes del Cerro, esa es una costumbre ancestral, subir al cerro a comer y pasear, los bailables vinieron mucho después, de hecho el espectáculo de bailes se comió al lunes del cerro, se realiza, cuando eran los lunes del cerro, pero esta bonita tradición de pasear y comer ahi de las familias oaxaqueñas, ya no existe, todos suben solo a ver los bailes, por eso solo se baila ahi, en esas fechas, fuera de eso, la Guelaguetza se ha bailado y se baila en varios lugares y fechas, como no, solo es cosa de informarse
Perdón, quise escribir *Oaxaca
si un espectaculo es presentado con perritos es un es espctaculo canino si es con del fines pues marino y si es con aviones aeronautico entonce si se presnta con indigenas es ¿teatro ? a alguien quiso engañar este señor con su tesis y lo logro? sea lo que sea la guelaguetza es un espectaculo maravilloso dentro de su contexto y logra entretener y entender un poco mas de nuestra cultura no solo oaxaqueña si no mexicana si nesesidad de contarle los pies al gato
De acuerdo contigo
Falta mencionar a Cayuqui Stage, etnólogo canadiense que rescató gran parte dl vestuario tradicional de esta festividad.
La palabra “guión” lleva acento en la o, corrija el título.
Respondemos según el Centro Virtual Cervantes:
¿GUION O GUIÓN?
Es cierto que algunos hablantes articulan guion como si se tratara de una palabra con hiato (gui-on), lo que significa que desde un punto de vista fonético sería una palabra bisílaba y que, por tanto, sería susceptible de llevar tilde por ser una palabra aguda acabada en -n. De hecho, hasta la penúltima edición de la Ortografía de la lengua española (1999), guion podía escribirse con tilde o sin ella dependiendo de si el hablante consideraba, respectivamente, que se encontraba ante una palabra con hiato (es decir, bisílaba) o con diptongo (y por ello monosílaba).
Sin embargo, la última edición de la Ortografía (2010) determina que a efectos ortográficos la combinación de una vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de una vocal cerrrada (/i/, /u/), o la combinación de dos cerradas siempre debe considerarse un diptongo. Así pues, guion es una palabra monosílaba y por ello debe obligatoriamente escribirse sin tilde como indican las normas de acentuación del español.
Para más información, puede consultarse el artículo «Diptongos ortográficos (a vueltas con guión y guion)» escrito por Pedro Álvarez de Miranda que aparece en la sección Rinconete del Centro Virtual Cervantes.
http://cvc.cervantes.es/lengua/alhabla/museo_horrores/museo_040.htm
Es un éxito que derrama una gran cantidad económica para muchos rubros, y beneficia a todos a los artesanos, tianguistas, comensales, taxistas etc…. Es un exitoso espectáculo a nivel mundial!